Saralamar. Colombia

Defino mi intimidad como el espacio donde puedo escucharme claramente, sin congestión de ruido, visual o auditivo. Soy una mujer intensa, llena de un fuego loco que a ratos es incontrolable, que necesita espacios de calma y silencio; allí es donde la magia resulta en mi encuentro con la música, el Flamenco. Vivir en una de las zonas rurales de Medellín, me ha llevado a darle otras dinámicas y lógicas a mi vida. “SELENIA” como nombro cariñosamente a Santa Elena, es un lugar que me ha permitido aflorar la musicalidad, sumergirme con fluidez en las letras que escribo. Km 13, mi primer álbum, fue un proceso de investigación y exploración de mi hacer como letrista y compositora, que me tomó casi diez años. A partir de noviembre de 2017, inicio la creación de Templanza, mi segundo álbum, proceso que me tomó dos años para cerrar. Selenia me ha dado la posibilidad de volar trepada en mi esencia creativa, mi ser ocurrente; me ha permitido evolucionar mi sonido, ver de frente el Flamenco y abrazarlo con ternura y gratitud sabiendo que es mi sonido favorito, pero entendiendo ahora, que es momento de decirle al mundo que mi nombre es Saralamar y no Flamenco. Lo sé, es paradójico pensar en mi participación en el festival de Flamenco bajo la premisa de que no soy Flamenco… Me es preciso acoger la invitación al Festival Flamenco en casa, de la mano de mi corazón y con la única intensión de que mi nombre siga de la mano de mi primer referente sonoro, sobre todo en la ciudad que me ha visto crecer como artista. Mi deseo es que el público me siga dando la posibilidad de llevarles a lo inesperado de mi relación con el flamenco y otras músicas, de otras músicas y yo, de mi yo artista y de mi ser Selenita. Anhelo el momento en que, en alguna reseña de una nueva versión de Festival de Flamenco Ciudad de Medellín, yo pueda leer algo así como… “La artista colombiana Saralamar, que tuvo sus inicios en el flamenco, regresa al festival, etc etc etc” … Me hace pensar en esa Bienal de Flamenco en Sevilla donde en cartelera estaba mi amada Mala Rodríguez… ¡ja! Es que de verdad podemos ser tan diversos desde lo que nos hace vibrar íntimamente y lo que compartimos con nuestros públicos. Es que la misión sigue siendo explorarse a sí mismos sin temores y sin limitaciones.En Selenia, vivir la pandemia no me ha representado mayores cambios en mi cotidianidad, cosa que me hace sentir afortunada. Sin embargo, pienso en el resto, en las personas que están encerradas, sin la posibilidad de salir a respirar, sin la posibilidad de darle continuidad a su vida con la supuesta normalidad; esto me hace tener mucho más deseo de valerme de la virtualidad al menos para generarme la ilusión de estar en ese espacio que extraño con el alma, el escenario. Hoy me permito llevar un poco de esa ilusión, hasta la casa de quienes vibren con este arte, con mi sonido, surfeando en el movimiento de una causa de la cual siempre seré aliada, el Flamenco.

Gracias Festival Flamenco Ciudad de Medellín, por prestarme un escenario en casa.

Proyecto ganador de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura 2020, Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín.